domingo, 25 de enero de 2015

Tal vez algún día recuerden mi nombre.




Miro el paisaje y el mar hoy en calma
y veo sus gestos y recuerdo sus nombres
sus letras deslavazadas que aún dicen
observo de cerca la línea de sus rostros
aunque el tiempo las desdibuje y borre
y todavía guarde el sabor de sus besos

Siento el viento que bambolea las hojas
mis pies desbaratan la alfombra
que tejen las ramas y los frutos caídos
y se alzan sus esqueletos escuálidos
hasta caer exánimes y conformados
revoloteando antes su danza de muerte

Ya no oigo sus voces ni siento sus manos
el agua me llega rozándome orillas
una caracola surge medio hundida
y escucho su eco de porqués de silencios
de recuerdos y ausencias de infancias lejanas
de amores arrancancados a corazón abierto

Me llegan tormentas y lluvias que mojan
el viento me hiela y deja mi piel hecha tiras
aunque no haya adioses ni besos ni abrazos
aunque no recuerden canciones ni juegos
aunque en el olvido se entierre mi nombre
y nadie me sepa ni oiga ni escuche

Tras el otoño nacerán primaveras
y crecerán de nuevo en las ramas brotes
surgirán alegres las pequeñas hojas
en aquellas desiertas y frías
se abrirán las flores y de nuevo un día
caerán en veredas y tapizarán caminos

No pisaré esas hojas no andaré esas sendas
no arrastraré mis pies levantando ese polvo
ni cogeré más ramas para hacer jarrones
ni flores de olores que ambienten mi casa
pero si ellos huelen si ven y les llega el aroma
si miran instantes de manos cogidas

Tal vez algún día en el viento o en la lluvia
en la hoja que cae en la flor que se abre
en el cielo que miran con estrellas y luna
en la tierra que pisan con las piedras y aristas
en las olas de ese mar que conmigo supieron
encuentren mi nombre aquel que olvidaron