miércoles, 15 de julio de 2020

El muro.






Me siento consternada, esa es la palabra. Rodeada de noticias que como una muralla se elevan infranqueables. Cada día se suceden como ladrillos que se juntan con esa argamasa pegajosa hecha de engaño y de mentiras que solidifica rápido sobre los cimientos de la ignorancia. 
El arquitecto mira los planos y sonríe complacido, los materiales no son buenos, pero poco importa si lo que se pretende es cercarnos. Algún intrépido se alza de puntillas y mira, los ve sonriendo, ajenos a nuestro dolor e incertidumbre. Pocos llegan ya a esas alturas, unos se han resignado y se miran. Otros vociferan y exclaman, cuando nadie oye, solamente los que están cerca, los de fuera son ajenos. Alguien grita -...¡a por ellos! Y las voces chocan contra el muro.
Dentro, han dejado unos cuantos perros con bozales, ladran al oír los gritos. Hay gente que temerosa se esconde, muchos no han visto el muro, están encerrados en su cubículo ajenos a todo. Pero cuando miren el muro será ya muy alto. ¿De qué servirán los gritos?,se oye decir a alguno. ¡Un pico, necesitamos un pico! Uno ha encontrado una escalera y sube y mira. ¡Hay otros muros!¡Algunos incluso más altos!
No hacen bien el muro y seguro que caerá, comentan unos. Pero el muro sube. La argamasa es débil, la lluvia la deshará, comentan otros.
No sé si tengo tiempo, no sé si he vivido poco o mucho, no sé ni tan siquiera si he vivido. Siempre en este cercado de temor de perder lo que no tuve. No puedo esperar lluvias, ni tormentas, ni nieve, ni más tiempo. Quiero ver la luz que ya escasa se cuela tras el muro. Quiero recuperar amigos, hermanos que dejé y que aún no conozco, hijos que perdí... Quiero oler los campos que ahora me tapan. Quiero ver la primavera que florece y recuperar el tiempo que me roban de esta efímera vida mía.
Son los cimientos que debemos socavar. Todo caerá si ellos se hunden. Me siento consternada, esa es la palabra, hay veces que pienso que no puedo más. El tiempo, mi tiempo es ahora.