que cayesen al suelo mis simientes
recogieses las que el viento hubiese dejado
y plantases con ellas las laderas
para cubrir de verde los instantes
y los áridos paisajes que la memoria deja
Un día lejano encontrarías allí mi huella
crecida de tus manos y de mis días
que te hablaría del viento que las mece
de las lluvias que regaron las arcillas
esas que anegaron tantas primaveras
y cubrieron de lodo tus recuerdos
Te traerían mi olor como una suave brisa
la misma que acompañó tus noches y tus días
y sus descarnadas raíces
te hablarían de historias que no sabes
de esfuerzos y de luchas que ahora ignoras
y de tanto amor que no entendiste
Sabrías entonces de un mundo que no era
construido para taparte heridas y congojas
sin saber qué había tras el muro
qué historia explicaba tus historias
qué dolor supusieron las ausencias
qué terrible silencio acompañó mis días
No fui yo pero a la tierra ya no le importa