jueves, 28 de diciembre de 2006

¿La gloria de los dioses?


Ha vuelto mi sonrisa sabiéndome en tu regazo, dejaste la bujía a media luz y vi como te alejabas y entonces me sorprendió un sueño.
Tenía tu cuerpo en trozos, como un puzzle.
Intenté reconstruirlo. Busqué los pedazos esparcidos por tu noche. Por tu ejército de hormigas. ¿O sucumbió tu cuerpo en mil pedazos en el Pritaneón, conservando el fuego sagrado de Hestia? ¿O lo desbarató un rayo de vida?
Pero quedo sorprendida.
¿Te premió Zeus y por ello serpenteas enroscado en mi morada? ¿Te sentaste tal vez en la mesa con Cástor y Polux, o con Ganímedes o Psiquis
Te sé atleta de palabras....
¿Venciste los cien metros por tres veces en esas urgencias de fines de semana? ¿Por eso Zeus ha permitido que tenga tu estatua de atleta tus facciones? ¿Qué ciudad tendrá el honor de poseerte? ¿A qué ciudad perteneces? ¿Será eso lo que te atormenta? ¿Seré yo la afortunada?
No convoques a Hermes, (que no puede acompañarte). Ni pretendas ir al Hades. Enfurecerías a los dioses.
“No te asombres ante el abismo negro que se abre a mi vértigo”.
Deja a tu hoplita morir tranquilo. Tú has conseguido la gloria de los dioses.
Zeus te deja descansar aquí en Olimpia


2000...

lunes, 11 de diciembre de 2006

Los amantes pinos


Se acerca el pino temeroso hasta que alcanza, a fuerza de lluvias, el roce del tronco de su amigo. 
Se desmorona el suelo bajo sus pies húmedos, se desprenden las piedras y la arcilla
El polvo se torna nube que golpea su piel áspera y desnuda.
Sus raíces poco a poco se descubren, desgarradas se observan, se miran, se alcanzan fundiéndose en suave abrazo y así resisten impasibles al abismo.
Pero el tiempo no sabe de amoríos y al fin el peso de las ramas vence el frágil entramado y caen los amantes al vacío.