Hoy como tantos otros días necesité una voz.
Caminé contigo un rato por esta playa que existe y que ahora vacía, mecida por el viento, desbaratada su orilla por las olas ennegrecidas por la noche, esperan tranquilas un nuevo amanecer.
Mañana será domingo y tal vez de nuevo imagine tu mano sin rostro, junto a la mía, tal vez paseemos de nuevo sin rumbo fijo por esta playa o ese monte, que más da.
Déjame mecer un poco por la imaginaria caricia de tus manos, envuélveme en tus brazos sin cuerpo, deja que me acurruque a tu lado con sigilo, no te molestaré, reseguiré tu cuerpo con el mío para notar tu piel y reconfortarme un rato.
No sé de tus ojos, los imagino y sin pedirte permiso me he mirado.
Aunque tan solo sean letras, frases sueltas, palabras sin sentido, abrázame y ámame.
El sentido quizás se lo llevó el tiempo y quedaron solo eso, su esqueleto hecho palabra, pero esa esencia ya sin cuerpo, ¡acaricia tanto!
Si por un tiempo, aunque fuese breve, me sentiste, donde estés. Si paseas cerca de ese mar que a veces despierta embravecido, en cualquier ola, contémplame, porque allí estarán mis miradas arrastradas para ti desde tan lejos, serán la espuma que salpique tu cara o tu pelo.
Si es el viento quien se filtra tras tu ropa, seré yo buscando tu calor, buscando descansar un poco y amarte un rato.
Si tu me amas aunque sea un instante, abrázame, resguárdame en tus brazos y permíteme invocar el sueño por tu ternura protegida.
Seré caricia en tu recuerdo cuando releas lo ahora escrito, déjame entrar sin miedo y tu también descansa entre mis brazos vacíos. Te ofrezco estas mis letras y también te doy este beso mío hecho de tiempo y de nostalgias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario