Cuando la tarde venza y la noche nos llene de llamaradas de ausencias sin despedida y sin nada
Cuando se palpen las sombras de recuerdos que asfixian
y lamentos que ahogan
y lamentos que ahogan
Cuando se filtre el vacío que hiela
la lluvia que inunda de congoja
y de miedo
la lluvia que inunda de congoja
y de miedo
Cuando no haya mañanas
y el gris se aposente tras nuestras pestañas y mil voces nos griten
y el gris se aposente tras nuestras pestañas y mil voces nos griten
Entonces llegará la calma con un alba que anuncie que se cierran puertas y se abren ventanas
Y comenzará el duelo enterrando con su implacable marcha
la soledad que mata
la soledad que mata
Y llegarán los besos ausentes
las manos que acarician y abrazan
las miradas cómplices
las manos que acarician y abrazan
las miradas cómplices
El calor humano tan solo espera entrar en la casa
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