Me gustaría echarme sobre las espigas de un campo dorado
Sentir el olor a tierra y deshacer los terrones entre mis dedos
Con el cielo azul y el sol que quema
Ver el trigo con sus sombreros de plumas
balancearse inquieto sobre mi cuerpo
Y esperar que me amanecieran amapolas
Mi padre estaría en mi mirada
Mi madre en mis ojos
Mis hijos huérfanos jugarían con mis hojas
Y harían un ramo hermoso con mis flores
Cantarían alegres y risueños
Y al fin feliz dormiría para siempre
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