Recogí tu sonrisa cuando naciste
y la guardé en una caja
La protegí de lágrimas y de huracanes
de olvidos, de ausencias, de sinsabores.
En muchos días sin luna, con viento y frío
cuando la oscuridad todo lo envuelve y apaga
Cuando se siente ese hueco que dejan los que se han ido
y que aún son sombras que no callan
Cuando la memoria azuza
los recuerdos que te duelen
Cuando no te quedan manos
para tapar las heridas
y la desazón te atrapa
Cuando ya nadie te escucha
ni se tiene una palabra
y se repite la historia
Con esa inmensidad que ahoga
Con ese dolor que quema
Con ese silencio que hiere
Con ese desamor que mata
Entonces busco la caja, a tientas, bajo la almohada
¡Qué suerte que está tu boca! ¡Qué suerte que la guardaba!
y que tu sonrisa dice lo que tú ya no me hablas
27 Diciembre 2009
1 comentario:
Da gusto leer tu poema, no me extraña nada lo que me ha conmovido, ya te dije en una ocasión que envidiaba tu manera de expresarte y ahora veo que también de escribir poesía.
Gracias.
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