Nunca te acordarás de mí.
Cuando los años te anuncien el olvido y no tengas pasado en el que asirte
Mirarás el presente, ahora tuyo y enterrarás sin ritos los años que dejaste
en ellos irán mis gestos y mis risas, mis llantos y desvelos Te aferrarás a tu historia de tenebrosos palacios, de vampiros y de lánguidos personajes que humedecerán tus ojos.
Nadie sabrá si existí o si fui tan solo fábula para amedrentar niños
Que viene el lobo...dijiste y cerraste el cuento, como el de las sardinas Tararearás las canciones de revoluciones que no supiste o nanas a media voz que repetirás sin recordar su origen
Naciste un día y te creí sol y luna, amanecer, crepúsculo, aurora que alegraba mis días
siempre con temor a perderte tras tu ira y tu rechazo Nada sabes a pesar de haber oído, no escuchaste, no viste, no amaste. Qué terrible confabulación de silencio, qué soledad, que duro el trance de abrir los ojos y ver.
Yo quisiera filtrarme en tus noches
acariciar tus sueños
dejarte mi beso prendido en tu almohada
para que cuando despiertes
aunque sea un instante, te acuerdes de mí.
No sé si el viento me traerá tu aroma
si en esos sueños en que veo tus ojos en el que me estremece sentir tu contacto en el que velo tus sueños o noto tus manos se acaba esa angustia que me envuelve como una espesa bruma que ciega y ahoga.
No sé si podré olvidar el tiempo en que me llegaba tu risa
que miraba tus gestos descubriendo el mundo y secaba tus lágrimas el tiempo en que te explicaba cuentos de pájaros azules y niñas a las que no les gustaban las sardinas No sé si el recorrer tejados con miradas nuevas el romper esquemas el matar los monstruos el ofrecerte todo
no sé si la angustia que acompaña mis noches
desaparecerá algún día o se irá conmigo no sé...
Si yo pudiera.
Si yo pudiera entrar en tus sueños,
te esperaría en una esquina
con la primavera en las manos.
Llueven los años como una lluvia fina que va calando hasta los huesos
y nos va dejando helados
Solo me quedan unas cuantas primaveras
y la esperanza de que con ellas lleguen las flores
el mar en calma, los brotes verdes que llenarán las ramas
de esos árboles que, frágiles, se bambolean con la nieve y el viento
Llegarán aromas de romero y espliego
se llenarán de vida los senderos
revolotearan insectos
mariposas de colores hermosos, mariquitas y libélulas de irisadas alas
y poco a poco renacerán ilusiones anegadas por el frío
Pero no dejo de pensar que me quedan pocas
y que algún día un invierno me cerrará los ojos
y seré yo una parte de esa hoja que brotará airosa
de ese árbol que llevará esencia de mí en sus raíces
aunque nadie lo sepa ni le importe..
Olvidarme del miedo. Me gustaría tener un paraguas para cobijarme del tiempo guarecerme de olvidos y de llantos que ahogan protegerme de odios y de desamor Buscar el abrigo de palabras que tapen, de miradas que digan de abrazos que hablen y así, resguardada Olvidarme del miedo. 18/8/2012 No lo sé todavía.
Algún día hablaré del tiempo, como si nada.
no tendré palabras, habrán muerto
y si vivo, que no lo sé todavía
no tendré lágrimas para enterrarlas.
Qué terrible el silencio, la frase sin respuesta
la mirada vacía, el llanto sin pañuelo
Qué triste la piel perdida y el abrazo olvidado.
Pero la lluvia cae y el viento azota. Pensé primero que el tiempo arrancaría de cuajo mis raíces que la lluvia incesante de lágrimas pudriría mi tronco que al final mis ramas sucumbirían a las tormentas que me agitan que no soportaría el inmenso vacío del silencio que golpea con su eco
Pero resisto a los embates y enderezo de nuevo mi tronco malherido
me refugio en mi misma ante la incomprensión y la indiferencia busco cobijo del duro invierno que se acerca esperando que renazcan inquietudes que reverdezcan mis ramas Pero la lluvía cala y el viento azota Tu olvido.. Prendida en tu mirada, ahora ausente o siempre no lo recuerdo -el tiempo hace estragos- estaba ya tu olvido Llueve o tal vez llovía. Llueve o tal vez llovía. el viento levantaba la hojarasca era otoño y refrescaba Entre la niebla estaba tu boca en la esquina un haz de versos y en el suelo allí tendidas estaban mis esperanzas Llueve o tal vez llovía el viento levantaba la hojarasca era otoño y refrescaba.
Olímpia, un día de otoño.
Tristeza en los bolsillos. He paseado con mis bolsillos llenos de tristeza ¡es tan pesado y duele tanto! He decidido vaciarlos del todo arrancarlos de cuajo y caminar ligera No más lluvia de llantos, no más desamor que quema no más vientos de olvido barrerán mi acera Cuando vuelva a casa construiré una cerca y con el adiós dicho recuperaré mis fuerzas y ya nunca nadie me dejará fuera.
Madrid 2013
Quien pudiera. Quién pudiera... recuperar mis días cogerte la mano y caminar sin tiempo y ver a tu lado la emoción que espera Quién pudiera... mirar en tus ojos el despertar del mundo pensar sin el tiempo que empuja sin la lluvia que moja que empapa y que hiela Quién pudiera... reseguir tus pasos y recuperar fuerzas congelar instantes de emociones primeras abrazos de ternuras que envuelven y llenan Quién pudiera... encontrar recodos y buscar veredas con tu voz al lado de preguntas llenas de caminos y atajos que esculpí en la piedra Quién pudiera... convertir en hoy lo que fue un ayer en el que sólo pude convertir en risas mis mil y una penas Quién pudiera... escuchar mi nombre y tenerte cerca. Olimpia, Noviembre. 2014.
Vuelvo, de nuevo vuelvo, a no rendirme
a hurgar en el vacío de este dolor huérfano
Errante de sueños, repleta de duelos
sin mirar atrás y con las manos a tientas
palpar el camino y trazar senderos.
Vuelvo, de nuevo vuelvo, a no rendirme
a rescatar ilusiones, a comenzar de nuevo
buscando horizontes, desandando senderos
La primavera.
Creía la primavera que tras las nubes
nadie la reconocería
que las ramas secas resquebrajadas por el viento
el suelo con los surcos que el hielo les había dejado
la nieve acumulada todavía en algún pico
las hormigas dormidas
los insectos buscando desesperados alguna flor
las lagartijas agazapadas entre las piedras
se habrían olvidado de ella
nada hacía prever que la descubrieran
pero a bien seguro la esperaban
Se desperezó con los primeros rayos de sol
vio el mar que lamía las orillas
la brisa que suave levantaba alguna hoja seca
algún pájaro cantar ávido de insectos
y notó la calidez de la luz
el azul intenso que se colaba entre las nubes
y de pronto...
vio cómo la señalaban unos pequeños brotes
un campo con su ejército de pequeñas lanzas verdes
un volcán de arena y alguna sorprendida hormiga
un abejorro revoloteando
una pequeña flor entre las piedras
una pequeña salamanquesa tomando el sol
¡Y se cansó de esconderse!
Se cerró el telón.
Se cerró el telón y la función se acaba
no más llantos ni penas ni miradas atrás
mirar adelante
aunque la piel marchite
aunque la nostalgia asedie en nuestras esquinas
mirar adelante
con mirada inquieta a nuevos paisajes
cubiertos ahora de esa espesa neblina
que calma el olvido que aún duele y se agita
mirar adelante
que la vida espera
Lo que queda de mí.
Si encontráis una mirada perdida
deambulando solitaria
una sonrisa que no pudo ser risa
una caricia sin piel
que revolotea ansiosa
esperando el abrazo que no llega
Si veis una lágrima sin surco
un beso sin aliento
una voz sin palabras
un aroma que se apaga
Recogedlos al vuelo
son lo que queda de mí.
Noviembre 2019
|
jueves, 14 de noviembre de 2019
Poemas varios de soledad y nostalgia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario