jueves, 27 de agosto de 2020

La estación sin nombre.


Como las mañanas todas que amanecen solitarias,
con las manos vacías en las que resbala el tiempo, con miradas ausentes que hablan de ayeres lejanos, de barcos hundidos entre la niebla y el humo, de esa noche que espera paciente a que caigamos rendidos y pasemos cuentas de otro día con pena y sin gloria. Pienso cómo apearme en esa estación sin nombre y sentarme tranquila con el reloj sin horas, sin el pasado a cuestas, sin paisajes llenos de dolor ajeno.
Resbala la lágrima, otro día que empieza, otro día que acaba cansado de semblantes ajados a golpes de silencios cómplices.
Entre las sombras flotan abrazos perdidos que nunca se dieron,
besos que nunca llegaron, sin caricias, sin nada,
los muertos esperan.

sábado, 1 de agosto de 2020

Reflexiones.


Petición · Castigos por el abandono de padres ancianos/enfermos ...


No te fíes de lo que dicen que dicen, ni tan siquiera de lo que te dicen que hacen. No juzgues sin saber; las apariencias engañan. Fíate de lo que las personas hacen, valora su esfuerzo, sus circunstancias, no tus necesidades o tus prejuicios.
Dialoga y comprende. Intenta hablar el mismo lenguaje, a veces simplemente son conceptos iguales con tiempos distintos (el ser y el deber ser);opiniones distintas de una sola verdad.
Escucha y habla y, si hace falta, pregunta; que no hayan malentendidos. No dejes que la memoria fabrique muros que separen y aíslen, piensa que con el tiempo fraguan y después son casi imposibles de derrumbar. Piensa que no podremos volver atrás, ni recuperar el tiempo perdido, ni seguramente a las personas que nuestro silencio olvidó. Nunca sabremos lo que nos perdimos y ni el terrible dolor que les pudimos causar.

miércoles, 15 de julio de 2020

El muro.






Me siento consternada, esa es la palabra. Rodeada de noticias que como una muralla se elevan infranqueables. Cada día se suceden como ladrillos que se juntan con esa argamasa pegajosa hecha de engaño y de mentiras que solidifica rápido sobre los cimientos de la ignorancia. 
El arquitecto mira los planos y sonríe complacido, los materiales no son buenos, pero poco importa si lo que se pretende es cercarnos. Algún intrépido se alza de puntillas y mira, los ve sonriendo, ajenos a nuestro dolor e incertidumbre. Pocos llegan ya a esas alturas, unos se han resignado y se miran. Otros vociferan y exclaman, cuando nadie oye, solamente los que están cerca, los de fuera son ajenos. Alguien grita -...¡a por ellos! Y las voces chocan contra el muro.
Dentro, han dejado unos cuantos perros con bozales, ladran al oír los gritos. Hay gente que temerosa se esconde, muchos no han visto el muro, están encerrados en su cubículo ajenos a todo. Pero cuando miren el muro será ya muy alto. ¿De qué servirán los gritos?,se oye decir a alguno. ¡Un pico, necesitamos un pico! Uno ha encontrado una escalera y sube y mira. ¡Hay otros muros!¡Algunos incluso más altos!
No hacen bien el muro y seguro que caerá, comentan unos. Pero el muro sube. La argamasa es débil, la lluvia la deshará, comentan otros.
No sé si tengo tiempo, no sé si he vivido poco o mucho, no sé ni tan siquiera si he vivido. Siempre en este cercado de temor de perder lo que no tuve. No puedo esperar lluvias, ni tormentas, ni nieve, ni más tiempo. Quiero ver la luz que ya escasa se cuela tras el muro. Quiero recuperar amigos, hermanos que dejé y que aún no conozco, hijos que perdí... Quiero oler los campos que ahora me tapan. Quiero ver la primavera que florece y recuperar el tiempo que me roban de esta efímera vida mía.
Son los cimientos que debemos socavar. Todo caerá si ellos se hunden. Me siento consternada, esa es la palabra, hay veces que pienso que no puedo más. El tiempo, mi tiempo es ahora. 

viernes, 3 de abril de 2020

Un día, si puedo, te hablaré.




Te hablaré del mundo y de su azul deslumbrante.

Te hablaré de las plantas que hablan y dicen, que murmuran
del viento que las despeina y deshace. 

Te hablaré de los árboles que arraigados esperan que nazcan sus hojas y que con sus rugosos troncos disimulan el frío.

Te hablaré de ese mar que encrespado grita y se alza y hunde, pero que al final descansa tranquilo lamiendo la arena.

Te hablaré de la música que mece las ideas, que acaricia los sueños, que anima tristezas.

Te hablaré de pintores que inundan de luz y de vértigo, con paisajes recónditos en los que pasear sin tiempo.

Te hablaré de los libros llenos de palabras que otros dijeron y que allí quedaron para seguir diciendo.

Te hablaré de la luna que platea en el charco, ese humilde lago que no llega a nada y se conforma con su efímera gloria.

Te hablaré del río que ronronea en sus recodos, esperando una acaricia y que alguien se atreva a meter su mano y a notar su frío.

Te hablaré del cielo, esa esfera en que se mueven fulgurantes estrellas y que como farolillos alumbran la noche.

No te hablaré del desamor, no, tampoco del tiempo que arranca tersuras y aniquila ideales, no. 

No te hablaré del dolor innecesario, ni de la injusticia, ni de la mezquindad, ni de odio. 

No te hablaré de silencios que matan, de palabras que hieren, de ausencias que ahogan. 

No te hablaré de egoísmos que aíslan, de solidaridades ausentes que dejan heridas que nunca se curan.

No te hablaré de verdades a medias, del dolor de quien habla y no se le escucha. 

No te hablaré de puertas cerradas, de afectos truncados que nunca retornan.

No te hablaré del tiempo que fluye como un río que arrastra los años sin poso.

No, no hace falta que diga lo que el tiempo habla y la vida enseña.

lunes, 30 de marzo de 2020

Solos sin nadie y sin nada







Cuando la tarde venza y la noche nos llene de llamaradas de ausencias sin despedida y sin nada 
Cuando se palpen las sombras de recuerdos que asfixian 
y lamentos que ahogan 
Cuando se filtre el vacío que hiela
la lluvia que inunda de congoja
y de miedo
Cuando no haya mañanas
y el gris se aposente tras nuestras pestañas y mil voces nos griten
Entonces llegará la calma con un alba que anuncie que se cierran puertas y se abren ventanas
Y comenzará el duelo enterrando con su implacable marcha
la soledad que mata
Y llegarán los besos ausentes
las manos que acarician y abrazan
las miradas cómplices 
El calor humano tan solo espera entrar en la casa

lunes, 16 de marzo de 2020

Mañana seréis vosotros.





Qué dura la insolidaridad que nos golpea
esa falta de empatía 
ese egoísmo que abrasa y deja sus cenizas
esparcidas en las aceras

 Cómo pensar en campos que florecen
en primaveras que llegan
si estamos arrasado la esperanza
y arraiga la impotencia

Cómo saldremos del abismo
que se abre a nuestro paso
sin manos que nos tapen las heridas
sin sonrisas que conforten el dolor

Cómo recuperar la sensibilidad perdida
cómo no aprender de nuestras calles vacías 
estas que no se tiñen de sangre
ni del ruido que salpica de muerte y de ruina

Qué pensar de los que abandonan 
los que giran la cara 
y dejan de lado a ancianos 

Qué triste que no se contagie la solidaridad
que se sea incapaz de pensar en los otros
que sea ahora cuando se disparen alertas
y que solo unos cuantos respondan

Qué indignante que los que llenaron sus arcas
por dinero y poder
contemplen el espectáculo 
repantingados en sus sillones 

domingo, 1 de marzo de 2020

Tal vez entonces.



Tal vez entonces.

Aprovecha la fugaz vereda de hierba y de flores que se abren a tu paso
aspira el aroma de esas primaveras  que te esperan
déjate lamer por ese mar que rompe en sus orillas dejando caracolas y erizos

Déjate acariciar por ese sol que alumbra tus días
deja que tus manos dancen libres para acariciar paisajes
y que tus pasos te lleven por caminos ignotos
 

Pero cuando despiertes de esa euforia que todavía empuja tus años
y el abismo del tiempo se anuncie inexorable
cuando se rompan los puentes y no puedas rehacer recuerdos

Cuando nadie quede para calmar tus heridas
y tus dedos cuenten otoños con sus tormentas y lluvias
y el invierno se acerque dejando heridas las hojas

Tal vez entonces

Recuerdes los cuentos
las hazañas que vivimos entre junglas 
los disfraces y los juegos
las canciones y palabras que acariciaron tus sueños
los discursos y mis versos

Tal vez entonces 

En una reflejo cualquiera
verás en tus ojos el cansancio y buscarás en el pasado tu presente
y tus gestos te llevarás a los míos
en tu música
en tus palabras
y en mis lágrimas hoy tuyas

Tal vez entonces 
pienses 
¡Si valió la pena tu olvido!