sábado, 25 de junio de 2011

El Montseny


Cobijo de miradas, reclamo de palabras ya sin tiempo, espacios limitados por el verdor y la calma. Un  trino, el agua, las nubes que se entretejen en el cielo en una armoniosa danza. Por esos caminos cubiertos de helechos, de musgos, de hiedras, de enredaderas que buscan un árbol al que abrazarse,  se pierden mis ojos. Me impresiona la majestuosidad de estas montañas, sus verdes y sus ocres, la luz que que se cuela  entre las ramas.  El día gris ha reavivado los colores y se destacan los grises de la pizarra de su suelo que se descubren entre las hojas de las enmarañadas plantas. La bruma envuelve  sus cimas y el sol intenta abrirse paso y al igual que en un caleidoscopio, el paisaje cambia de colorido y se renueva el espectáculo. Un parque natural que siempre ofrece calma y belleza. 

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